Massimo Introvigne, sociólogo y director del CESNUR (Centro observatorio aconfesional de las religiones), publica un artículo en italiano que, ya traducido, os presento. Lo interesante de este artículo es que nos ayuda a reflexionar sobre qué es lo que está pasando realmente en los medios de comunicación. ¿Por qué se presentan en primera plana acontecimientos juzgados y condenados hace más de 20 años? ¿Por qué se quiere presentar una relación entre celibato y pedofilia? El artículo nos explica en qué consiste la creación de un “pánico moral”, una utilización de una noticia que, si bien no es inventada, se exagera y se presenta como un problema nuevo y emergente.
Este pánico moral está creado por unos “empresarios morales”. Son ellos los que administran la distribución e intensidad en la presentación de las noticias. Esta situación de pánico social impide afrontar con realidad los problemas y las medidas a tomar porque adultera el análisis sociológico.
Aquí os dejo la dirección del artículo en italiano http://www.cesnur.org/2010/mi_preti_pedofili.html.
El artículo se titula “Preti pedofili: panico morale”, que se traduciría como “Sacerdotes pedófilos: pánico moral”.
¿Por qué volver a hablar de sacerdotes pedófilos, con acusaciones que se refieren a Alemania, a personas cercanas al Papa y ahora hasta al propio Papa? ¿
Entendámonos: los pánicos morales tienen en sus inicios condiciones objetivas y peligros reales. No inventan la existencia de un problema, pero se exageran las dimensiones estadísticas. En una serie de valiosos estudios mostró el mismo Jenkins, que el tema de los sacerdotes pedófilos es quizás el ejemplo más típico de un pánico moral. Están presentes de hecho los dos elementos característicos: una cifra real de salida, y una exageración de estos datos por obra de los ambiguos “empresarios morales”.
En primer lugar, la cifra real de partida. Hay sacerdotes pedófilos. Algunos casos son a la vez sorprendentes y repugnantes, se han traducido en condenas firmes y los condenados nunca se han declarado inocentes. Estos casos – en los Estados Unidos, Irlanda, Australia – explican las graves palabras del Papa y su petición de perdón a las víctimas.Incluso si los casos fuesen sólo dos – y, lamentablemente, son más – siempre serían dos casos de sobra. Pero ya que pedir perdón – aunque noble y necesario – no es suficiente, sino que tenemos que evitar que se repitan casos, no es irrelevante saber si hay dos, doscientos o veinte mil. Tampoco es irrelevante saber si el número de casos es más o menos numeroso entre los sacerdotes y religiosos católicos que en otras categorías de personas. Los sociólogos son a menudo acusados de trabajar sobre fríos números, olvidando que detrás de cada número hay un caso humano. Pero los números, aunque insuficientes, son necesarios. Son el presupuesto de cualquier análisis adecuado.
Para entender cómo de un dato trágicamente real se ha pasado a un pánico moral es necesario preguntarse cuántos son los sacerdotes pedófilos. El conjunto más amplio de datos fue recogido en los Estados Unidos, donde en 2004
¿Nos dice el estudio del John Jay, como se lee a menudo, que el cuatro por ciento de los sacerdotes estadounidenses son “pedófilos”? No, en absoluto. Según este estudio el 78,2% de las acusaciones se refiere a menores que han pasado la pubertad. Tener relaciones sexuales con una chica de diecisiete años no es ciertamente una buena cosa, y mucho menos para un sacerdote, pero no es pedofilia. Así que los sacerdotes acusados de pedofilia real en los Estados Unidos son 958 en 52 años, dieciocho al año.Las condenas fueron 54, poco más de una al año.
El número de condenas de sacerdotes y religiosos en otros países es similar al de los Estados Unidos, aunque ningún país tiene un estudio tan amplio como el del John Jay College. A menudo se citan una serie de informes del gobierno de Irlanda que denominan “endémica” la presencia de abusos en los orfanatos e internados (masculinos) gestionados por algunas diócesis y órdenes religiosas, y no hay duda de que se han producido casos de abuso sexual de niños incluso muy graves en este país. El examen sistemático de estos informes también muestra cómo muchas acusaciones se refieren a la utilización de medios de corrección excesivos o violentos. El llamado informe Ryan, de 2009 – que utiliza un lenguaje muy fuerte contra
La controversia de las últimas semanas en Alemania y Austria presenta una característica típica de pánico moral: aparecen como “nuevos” hechos que se remontan a muchos años atrás, en algunos casos más de treinta años, y ya conocidos en parte. El hecho de que – con énfasis particular en lo que toca a la región de Baviera, de donde viene el Papa – se presentan en las primeras páginas de los periódicos sucesos de los 80 como si hubiesen ocurrido ayer, y de los cuales surgen furiosas controversias, con un ataque concéntrico que anuncia a gritos cada día nuevos descubrimientos, muestra claramente cómo el pánico moral es promovido por los “empresarios morales” de una manera organizada y sistemática. El caso que – como algunos periódicos han titulado – “implica al Papa” es de libro. Se refiere a un episodio de abuso en
Una pregunta desagradable – porque el mero hecho de plantearla parece defensivo y no consuela a las víctimas – pero importante es determinar si ser un sacerdote católico es una condición que implica riesgo de convertirse en pedófilo o de abusar sexualmente de menores – las dos cosas, como se ha visto, no coinciden porque quien abusa de una chica de dieciséis años no es un pedófilo – con el más alto respeto al resto de la población. La respuesta a esta pregunta es crucial para descubrir las causas del fenómeno y para prevenirlo. Según los estudios de Jenkins al comparar
Aunque sea poco políticamente correcto decirlo, hay un dato que es mucho más significativo: más del ochenta por ciento de los pedófilos son homosexuales, varones que abusan de otros varones. Y – por citar una vez más a Jenkins – más del noventa por ciento de los sacerdotes católicos condenados por abuso sexual y pedofilia es homosexual. Si en
Con respecto a 2006 – cuando
O tal vez haya algo nuevo. ¿Por qué desenterrar viejos casos en 2010 muy a menudo ya conocidos, al ritmo de uno por día, atacando cada vez más directamente al Papa – un ataque, además, paradójico si se considera la enorme severidad sobre este tema del primero cardenal Ratzinger más tarde Benedicto XVI ? Los “empresarios morales” que organizan el pánico tienen un proyecto que surge cada vez más claro, y realmente su esencia no es la protección de los niños. La lectura de algunos artículos nos muestra cómo – en la víspera de opciones políticas, jurídicas y también electorales que por toda Europa y en todo el mundo ponen sobre la mesa la administración de la píldora RU-486, la eutanasia, el reconocimiento de las uniones homosexuales, en las que la voz de
Verdaderamente se trata de una hora de las tinieblas, que trae a la mente la profecía de un gran pensador católico del siglo XIX, el vercelense Emiliano Avogadro della Motta (1798-1865), según el cual a las ruinas causadas por las ideologías laicistas habría de seguir una auténtica “demonolatría”, que se manifiesta particularmente en el ataque a la familia y al verdadero concepto del matrimonio. Restablecer la verdad sociológica sobre los pánicos morales en el tema de los sacerdotes y la pedofilia, de por sí no resuelve los problemas y no detiene los lobbys, pero puede constituir por lo menos un pequeño y merecido homenaje a la grandeza de un Papa y una iglesia heridos y calumniados porque sobre la vida y la familia no se resigna a guardar silencio.
Autor:Máximo Introvigne
Título:Sacerdotes pedófilos:pánico moral(4-abril-2010)
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